Estos son uno de los sensores de intrusión más utilizados y generalmente se pueden encontrar en puertas y ventanas. Consisten en un imán detector también conocido como interruptor, generalmente fijado en la parte fija de la abertura, y un imán, instalado en la parte móvil. Estos dos componentes generan un campo magnético a su alrededor que se interrumpe cuando se abre el punto de entrada. En esa situación, el imán detector detecta la diferencia y alerta sobre la apertura. Los interruptores magnéticos se pueden utilizar en otras aplicaciones como armarios o para asegurar objetos en una posición fija. Además, vale la pena saber que algunos de estos sensores de intrusión vienen con interruptores balanceados (interruptores magnéticos balanceados) que crean un campo magnético secundario para ayudar a prevenir la derrota.

Generalmente instalados en paredes o techos, estos sensores se utilizan para detectar cuándo se rompe un vidrio. Cuando el vidrio se rompe, emite ondas sonoras a una frecuencia específica que es reconocida por el sensor, generando así una alerta. La desventaja de los sensores acústicos radica en la posibilidad de experimentar falsas alarmas cuando, por ejemplo, rompes una taza, sacudes unas teclas o manejas alguna maquinaria.

Estos sensores de impacto detectan el movimiento de la superficie a la que están sujetos. Por lo general, se colocan en puertas, vidrios y paredes, pero es fundamental saber que no todos los sensores de vibración pueden detectar el movimiento en todo tipo de superficies. Esto se debe a que cada superficie tiene su propia estructura y, en consecuencia, vibran a diferentes frecuencias. Una de las principales ventajas de los sensores de vibración es que pueden detectar intentos de robo antes de que ocurran. Por otro lado, aunque están diseñados para ignorar las vibraciones normales de los edificios, en algunas ocasiones pueden ser fuente de falsas alertas.

Estos sensores se utilizan generalmente en puntos de entrada como garajes, puertas y portones. Consisten en un transmisor que emite un haz de luz infrarroja a un receptor. Cuando el rayo es interrumpido por cualquier objeto, se genera una alerta. Por razones de seguridad, el haz se puede hacer invisible y, si es necesario, se pueden combinar una serie de transmisores y receptores para aumentar el número de haces y con esto extender el área cubierta.

La aplicación de los sensores de capacitancia se limita a objetos metálicos como cajas fuertes o archivadores, y funcionan con el mismo principio de los condensadores. Los objetos metálicos a proteger presentan pies aislantes que los separan de una placa de tierra eléctrica. Esta separación crea una carga eléctrica que cambiará de valor cuando alguien se acerque o toque el objeto protegido, creando, a su vez, una alerta.

Se trata de detectores de movimiento que se utilizan para proteger habitaciones o pasillos. Miden la energía irradiada por los objetos y se cubren los cambios de energía térmica en el fondo de una escena. Por un lado, esto significa que cuando una nueva fuente de energía, como un humano, entra en un espacio cubierto por el sensor, se envía una alerta. Algunos sensores permiten distinguir entre adultos, niños y mascotas. Por otro lado, si una fuente de energía que ya estaba presente en la escena inicial se mueve y cubre la energía emitida por los objetos del fondo, también se envía una alerta. Dependiendo de las lentes de los sensores infrarrojos pasivos, estos serán adecuados para cubrir distancias cortas o largas y campos de visión amplios o estrechos.

Estos sensores miden las variaciones entre la señal emitida y recibida causada por el movimiento de cualquier objeto dentro del campo de energía creado. Debido a su principio de funcionamiento, detectan mejor el movimiento que está cerca o lejos del sensor. Una de las ventajas y desventajas de este tipo de sensores es que pueden penetrar paredes que salen de la zona deseada. Si bien es posible que no se atraviese el concreto y los objetos metálicos pueden causar una cobertura irregular, la mayoría de los plásticos, vidrios y otros materiales sí se penetran.

Estos sensores detectan el peso de una persona u objeto cuando estos pasan sobre ellos. Suelen presentar la forma de un tapete pero también se pueden colocar debajo de otros objetos.

Existen algunas soluciones en el mercado que combinan más de una tecnología en un solo sensor. Las combinaciones más habituales son los sensores pasivos de infrarrojos y microondas o los sensores pasivos de infrarrojos y acústicos.